¡Feliz Año 4514 armenios del mundo!
Todos los libros de historia armenia comienzan indefectiblemente con las distintas teorías del origen del pueblo armenio entre las cuales tiene un sitial relevante la leyenda épico-mitológica de Haik, quien es considerado el antepasado de todos los armenios.
Cuenta la leyenda recogida por el historiador Movsés Jorenatsí (410-490), que tras el Diluvio Universal y la división de las lenguas durante la construcción de la Torre de Babel, que Haik reunió a los suyos y deseando vivir libre, se marchó al norte, hacia Armenia, tomando posesión del país que había heredado de su abuelo Torkóm - Թորգոմ, nieto de Noé. Como era de esperar este accionar lo llevó a un conflicto armado con Babilonia, Haik no se dejó amedrentar por la superioridad numérica del tirano Bel y sus huestes babilónicas, presentándole batalla en un lugar previamente escogido, cercano al lago Van. Utilizando estratégicamente el tortuoso medio geográfico de las montañas de Armenia más sus dotes militares, Haik venció a Bel instaurando de este modo la primera independencia de Armenia.
Según la tradición, el calendario armenio comienza el día en que Haik venció a Bel, exactamente el 11 de agosto del año 2492 antes de Cristo. Según las antiguas fuentes, el mitológico Haik, además de organizar el país, fue quien, como el dios griego Cronos, delimitó el tiempo, estableció los meses del año a los que denominó con el nombre de sus descendientes.
Los datos sobre el el antiguo calendario fueron recogidos y sistematizados en gran parte por el renombrado matemático, astrónomo y naturalista medieval Ananiá Shirkatsí (610-685). En época más reciente, se ocupó del calendario armenio el erudito Ghevónt Alishán (1820-1901) de la Congregación Mekhitarista de Venecia quien pudo calcular la fecha de inicio del calendario o si se desea, cuándo tuvo lugar la legendaria batalla entre Haik y Bel.
La adopción del cristianismo en Armenia y la proclamación del mismo como religión oficial de Estado en el año 301 no trajo aparejado un cambio en el calendario que siguió en uso varios siglos más.
Paradójicamente fue la misma Iglesia Armenia quien mantuvo vigente el recuerdo del calendario tradicional. Desde hace décadas inclusive en la época soviética, la Santa Sede de Echmiadzín de la Iglesia Apostólica Armenia, publica el calendario-almanaque oficial en el que se detallan las conmemoraciones y festividades eclesiásticas día por día. En todas estas publicaciones siempre figuró en la primera página y aún figura la fecha en el Auténtico Calendario Armenio junto al del Calendario Internacional y el Calendario Tradicional Armenio.
El Parlamento de Armenia aprobó el 5 de febrero de 2009, el proyecto del diputado Artsvik Minasián, proponiendo que el 11 de agosto de cada año sea festejado como “Día de la Identidad Nacional Armenia” y los cinco días precedentes, sean dedicados a encuentros pan-armenios para conmemorar el antiguo Año Nuevo de la tradición armenia.
El festejo del Año Nuevo Navasárt en la antigüedad precristiana era el máximo acontecimiento de los armenios y se prolongaba por espacio de siete días. Cientos de miles de peregrinos se dirigían a los centros religiosos del país, donde el rey en persona presidía los festejos acompañado por los nobles, los dignatarios religiosos, los jefes militares, la aristocracia y todo el pueblo.
Todo comenzaba cuando el rey proclamaba la llegada del nuevo año haciendo sonar el pogh (especie de cuerno ritual) a la vez que se oía el estruendoso batir de los tambores. Tras el anuncio, se celebraban los Juegos de Navasárt que incluían prácticas militares, competencias deportivas y sacrificios de animales, así como predicciones, cantos, danzas y representaciones teatrales. Para apreciar la dimensión de los Juegos de Navasárt de Armenia debemos necesariamente tener presente los Juegos Olímpicos de la antigua Grecia, con los que tenía muchas similitudes.
Según las antiguas crónicas y las obras de numerosos historiadores medievales, las ceremonias que conmemoraban el inicio del Año Nuevo tenían, además del carácter festivo, el de ceremonia de Acción de Gracias. Se agradecía fundamentalmente por los frutos que se prodigaban, gracias a los cuales vivía y se desarrollaba el hombre y prosperaba la nación toda.
Durante la antigüedad pagana la festividad de Navasárt tenía un hondo contenido religioso. La ceremonia central se llevaba a cabo en Bagarán, la ciudad de los dioses, donde además de las celebraciones populares profanas se realizaban ceremonias rituales religiosas en las cuales se ofrendaban a los dioses los primeros frutos de las distintas cosechas. Tras la adopción del Cristianismo en nada cambió la intención de la fiesta, es más, se le dio un marco especial con la instauración de la ceremonia de la “Bendición de las Uvas”.
A pesar de los cambios de los siglos, algunas regiones apartadas del sur de la Armenia histórica, como Karabagh, Zanguezúr, Agulís (en Najicheván), Salmást (al norte de Irán), Alashguérd, etc., mantuvieron hasta principios del siglo XX el festejo del Año Nuevo según el antiguo calendario y la denominación Navasárt. Recién en 1922 el Poder Soviético eliminó las particularidades unificando definitivamente los calendarios.
Gracias a esto conocemos fehacientemente muchas particularidades de la celebración y especialmente como era el espíritu de la fecha. Uno de los significados más importantes que tenía la celebración del Año Nuevo entre los armenios era mantener la armonía. Para tener un año sereno, el último día del año debían eliminarse las viejas cuentas pendientes, poner fin a rencillas y disputas personales, en las que muchas veces intercedían amigos, parientes y fundamentalmente los padrinos. El año nuevo debía iniciarse en total armonía para garantizar la paz de todo el año. Esta concepción de la paz y la armonía se vislumbra hasta en la forma de preparación del plato típico de Año Nuevo el gorgót de Navasárt (Նաւասարդի կորկոտ) , que no se revolvía en ningún momento “para que el Año Nuevo no fuera revuelto”.
Como hemos visto, en la más remota antigüedad los festejos de Navasárt duraban 7 días y seguramente originado por los siete cuerpos celestes visibles a simple vista. Obviamente la mitología identificaba a los antiguos dioses paganos con estos astros (Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno). Heredado de esa vieja tradición era la costumbre que en la mesa en la que se recibiría el Año Nuevo Armenio debía haber en 7 clases de cada alimento (frutas secas, frutas frescas, comida tradicional, postres, etc.) Además se realizaban igual número de brindis.
Una de las costumbres que acompañaban estos festejos era visitar, antes que amaneciera, aquellos hogares donde en el transcurso del año hubo algún fallecimiento. Los amigos traían regalos y durante la reunión tomaban un voghormatás (ողորմաթաս), es decir un “brindis” en memoria del difunto
Una práctica que le daba a estas celebraciones un colorido muy especial era la costumbre de colgar en el exterior de las casas y hasta en los árboles cercanos, cintas y adornos de color rojo, pues el rojo es el color de Navasárt y significaba "felicidad".
Era muy común que se enviara un lúis (լոյս) de regalo a amigos, vecinos y allegados. Se trataba de una bandeja con un arreglo especial de velas doradas a su alrededor, conteniendo manjares y presentes y que era colocado en el centro de la mesa de Navasárt.
Recibían regalos especiales aquellos padrinos que ese años hubieran bautizado algún ahijado, los recién casados de parte de su padrino de bodas, la autoridad máxima del poblado, el cura párroco, etc.
Especialmente en Karabagh y Zanguezúr, donde todavía sobrevivían descendientes de la antigua nobleza local, era costumbre visitar al Melík (lord, príncipe) de la zona para felicitarlo por el año nuevo. Este, previendo las visitas, mandaba a preparar algún ternero escogido, que era servido como señal de hospitalidad
El calendario armenio consta de 12 meses, todos de igual duración, es decir todos de 30 días y un mes complementario de 5 días:
Teniendo en cuenta que el año solar dura 365 días y ¼, cada cuatro años, en los años bisiestos, en armenio nahánch - նահանջ, se agrega un día al mes complementario Aveliáts. Si nos remontamos a épocas más antiguas veremos que en aquellas épocas no se tenía en cuenta ese cuarto de día que posee el año solar, por lo que se producía un desfasaje entre el año real y el calendario en uso. Este atraso sucesivo se iba acumulando y duraba 1461 años, período en el que el calendario “se corregía” a si mismo, es decir el Año Nuevo real coincidía nuevamente con el del calendario. Este ciclo se llamaba “Ciclo de Haik”- “Հայկեայ շրջան”. Los años en los que se producía la finalización del Ciclo de Haik con la consecuente auto-corrección del calendario se denominaban nahanchíts-nahánch (նահանջից նահանջ).
Los meses del año armenio son:
|
Transliteración española (armenio occidental) |
Armenio clásico գրաբար |
Transliteración científica Sistema Hübschman-Meillet |
1 |
Navasárt |
Նաւասարդ |
Nawasard |
2 |
Horrí |
Հոռի |
Hoṙi |
3 |
Sahmí |
Սահմի |
Sahmi |
4 |
Dré |
Տրէ |
Trē |
5 |
Kajóts |
Քաղոց |
K'ałoc' |
6 |
Aráts |
Արաց |
Arac' |
7 |
Mehegán |
Մեհեկան |
Mehekan |
8 |
Arék |
Արեգ |
Areg |
9 |
Ahegán |
Ահեկան |
Ahekan |
10 |
Marerí |
Մարերի |
Mareri |
11 |
Markáts |
Մարգաց |
Margac' |
12 |
Hërodíts |
Հրոտից |
Hrotic' |
13 |
Aveliáts |
Աւելեաց |
Aweleac' |
Según la tradición los nombres de los meses corresponden a los nombres de los hijos y de las hijas del mítico Haig. Cuatro eran sus hijos: Dré, Kajóts, Aráts, Hërodíts y seis sus hijas: Navasárt, Horrí, Sahmí, Maheguí, Arék, Marerí.
Dentro del protocolo real de la antigua Armenia, tenía un lugar destacadísimo el hecho de anunciar el comienzo del Año Nuevo. Esto se llevaba a cabo haciendo sonar el pogh - փող, especie de cuerno-trompeta, que era acompañado por el batir ensordecedor de los tambores.Las celebraciones de Navasárt se extendían por espacio de siete días consecutivos con un despliegue inusitado tanto en su aspecto festivo y de diversión como en la solemnidad de los rituales. En esa semana se concentraban una infinidad de actividades artísticas, militares, religiosas, deportivas y recreativas que sumadas a los solemnes rituales hacían de estos siete días algo inolvidable para el resto del año. El impacto debe haber sido de tal magnitud que cuando el rey Artashés fue traicioneramente apuñalado, en medio de su agonía balbuceó las siguientes palabras:
¡Ah! Quien me podrá dar ahora el humear de los altares
y la mañana de Navasárt, el correr de los ciervos
y el correr de las gacelas. Nosotros hacíamos sonar las trompetas,
y hacíamos redoblar los tambores,
tal como era la usanza de los reyes
Las celebraciones del Año Nuevo Armenio Navasárt son acompañadas en todo momento por un símbolo representativo. Se trata del símbolo armenio de la eternidad presente en la iconografía armenia desde épocas prehistóricas
El símbolo armenio de la eternidad deriva del antiguo símbolo solar de los pueblos indoeuropeos. En la más remota antigüedad el hombre en la simpleza de la vida cotidiana y su contacto directo con la naturaleza que lo dominaba todo, notó que el Sol nacía por la mañana llegaba a su plenitud al mediodía y terminaba muriendo por la noche.
Sin embargo inexplicablemente resucitaba la mañana siguiente. Este comportamiento cíclico del Sol llevó al nuestros antepasados más remotos a concebir la idea de la eternidad del sol con su consecuente muerte y resurrección. Con el tiempo el signo solar tuvo una aplicación directa en el arte, aplicado a todo tipo de objetos cotidianos, construcciones arquitectónicas, monumentos memoriales, etc.En la Edad Media con el afianzamiento y desarrollo inusitado de la arquitectura tradicional armenia, el símbolo de la eternidad es absorbido por el arte cristiano y representado en todo tipo de construcciones. Entre estas se destacan los jachkár en los cuales el símbolo fue evolucionando hasta convertirse en tallas tan complejas y trabajosas que parecen encajes. Estas representaciones en forma de roseta, junto a la cruz y el árbol de la vida le confieren a los jachkár una unidad en su mensaje simbólico basado en las enseñanzas del cristianismo: la vida eterna a través de la fe.
Con el tiempo y fundamentalmente en nuestros días al símbolo de la eternidad se le ha “agregado” un nuevo significado: la de representar la perennidad del pueblo armenio, es decir la perpetuación de los armenios a través del tiempo a pesar de todos los avatares de la historia. A tal punto esto se ha arraigado que tras la independencia de la República de Armenia y ante la necesidad de nuevos símbolos nacionales, se pensó mantener el escudo de la época soviética, diseñado por el pintor Mardirós Sarián, cambiándole solamente la hoz y el martillo por el símbolo de la eternidad
El monte Ararat, llamado Masís en armenio, con sus mitos y leyendas no podía estar ausente en esta celebración tradicional
De acuerdo con las antiguas creencias precristianas del pueblo armenio los espíritus kachk - քաջք vigilaban la inviolabilidad del Ararat y apresaban, arrastrándolos al vacío a quienes no respetaban esta condición. El primer historiador armenio, Movsés Jorenatsí cuenta cómo a su muerte el rey Artashés fue enterrado con gran pompa; siguiendo la antigua costumbre pagana, muchos amigos del rey se lanzaron a su sepulcro y se suicidaron. Viendo este espectáculo, Artavázd, su hijo, exclamó:
“Te vas y te llevas todo el país contigo,
¿Acaso yo reinaré sobre ruinas?”
Al oír esta insolencia, Artashés maldijo a su hijo desde su tumba:
“Cuando montado a caballo vayas a cazar al libre e inconquistable Masís,
que los espíritus kachk se apoderen de ti
y te conduzcan a las profundidades de la montaña, donde no verás mas la luz”
De acuerdo con la maldición, durante una cacería Artavázd cayó por un desfiladero del monte y allí vive encadenado en una gruta por toda la eternidad, sus dos fieles perros muerden constantemente estas cadenas para liberar a su amo, quien ha jurado destruir el mundo cuando salga. Sin embargo los armenios han conservado a través de los siglos hasta un pasado reciente, un interesante rito: el día del Año Nuevo Armenio, los herreros abrían sus talleres y tras atizar el fuego golpeaban con sus mazas o martillos varias veces sobre el yunque, fortaleciendo así las cadenas que aprisionan al príncipe Artavázd.
Como se ha visto, los festejos de Navasárt duraban 7 días y era precisamente el número 7 el que dominaba en derredor. Heredado de esa vieja tradición vemos que en la mesa con que se va a recibir el Año Nuevo Armenio se repite el número 7: debe haber en ella 7 clases de frutas secas (nueces, almendras, avellanas, pistachos, piñones, etc.), 7 clases de frutas frescas de estación, 7 clases de comida tradicional, y finalmente 7 clases de postres. Además durante la comida se realizaban obligatoriamente 7 brindis con oghí (aguardiente tradicional similar al vodka)
Debido a sus innegables connotaciones históricas y precisamente por su tradición milenaria, el Año Nuevo Armenio Navasárt es una festividad en la que no puede estar ausente la comida tradicional.
Preside la mesa del Año Nuevo Armenio Navasárt el centro de mesa tradicional llamado lúis - լոյս; un llamativo arreglo que era generalmente regalo de un amigo o vecino.
El lúis consiste en primer lugar en una bandeja grande sobre la cual se colocará una vistosa jarra de vino, un botellón de oghí, variedad de frutas y en el medio, indefectiblemente, una manzana o granada con una vela parada encima. El lúis incluirá también un pollo asado, trigo cocido, una vistosa pañoleta y toda una hilera de velas con adornos dorados alrededor de la bandeja como decoración
Por supuesto, cada ama de casa se ingeniará para presentar el lúis más llamativo o el decorado de mayor habilidad, pues como hemos mencionado, era muy común que los amigos y allegados se enviasen de regalo estos arreglos especiales.
Una práctica que le daba a estas celebraciones un colorido muy especial era la costumbre de colgar adornos rojos por doquier. La casa estará engalanada con adornos de color rojo, color que reinará durante toda esta semana pues es el distintivo del Navasárt. Se cuidará especialmente en colgar en el exterior de las casas, en las puertas y ventanas y hasta en los árboles cercanos, cintas y moños de ese color arreglados para la ocasión.
Debemos recordar que el color rojo para los armenios simboliza la felicidad. No en vano existe el tradicional saludo:
Es decir: - ¡Que seas muy feliz!
Este saludo hoy en día se utiliza para saludar a la novia, tras la ceremonia de casamiento.
Mientras que en la elección de los platos y postres para la celebración del Navasárt reina una libertad casi total, debemos hacer notar que es infaltable el gorgót de Navasárt – Նաւասարդի կորկոտ un plato ritual imposible de olvidar. Para prepararlo se necesitan paradójicamente muy pocos ingredientes: trigo burgol grueso y carne de cordero o chivito; en primer lugar se coloca una capa de trigo previamente remojado en una olla grande, sobre esta se coloca una segunda capa pero de carne, luego se vuelve a repetir una capa de trigo y otra de carne y así sucesivamente hasta llenar la olla. Luego se cubre con agua o caldo y se pone sobre fuego moderado cuidando que la preparación no se queme tras haber absorbido toda el agua.
Se condimenta con sal y pimienta (ají molido y comino opcional) y abundante cebolla rehogada preparada aparte. Se cuida muy especialmente en no revolver la preparación, el cucharón ni siquiera debe tocarla mientras se está cocinando. Esto no tiene ninguna razón culinaria sino que se deberá respetar la tradición, tal vez, como dicen las abuelas, “para que el nuevo año no sea revuelto”.
Como ya hemos mencionado, tras el anuncio del inicio del Año Nuevo por el rey, comenzaban los Juegos de Navasárt que incluían prácticas militares, competencias deportivas y sacrificios de animales, así como predicciones, cantos, danzas y representaciones teatrales. Los Juegos de Navasárt eran para Armenia lo que los Juegos Olímpicos para Grecia, con la que tenía muchas similitudes.Los juegos de Navasárt incluían competencias: carreras pedestres, salto, lucha, destreza con lanzas, lucha con espadas, carreras de caballos y cuadrigas, lanzamiento de jabalina, tiro con arco y flecha, levantamiento de pesas, distintos tipos de practicas de atletismo, etc. La gran difusión de las prácticas deportivas llevó a muchos atletas a participar en competiciones de primer orden en otros países. Gracias a los antiguos cronistas nos han llegado registros únicos que enriquecen la historia de los deportes. Basta decir que deportistas armenios participaban en los Juegos de Roma y los Juegos Olímpicos de Grecia. En el año 281, el armenio Tërdat, se coronó campeón de los Juegos de Roma. En los Juegos Olímpicos del año 385, el atleta armenio Varazdat se impuso en el antiguo pentatlón griego que comprendía competencias en carreras pedestres, salto, lanzamiento de disco, lanzamiento de jabalina y lucha.
La actividad deportiva estaba tan difundida que el Código de Leyes sistematizado por Mejitar Gosh en el siglo XII, hasta plantea cómo se debían celebrar las distintas competiciones.
Muchas de las prácticas de los Juegos de Navasárt en mayor o menor medida sobreviven, con cambios mínimos, en la tradición folklórica. Ejemplo de esto es la lucha popular armenia “goj - կոխ”, que guarda similitudes con la antiquísima variante grecorromana. La práctica se lleva a cabo sobre una alfombra tradicional tejida a mano de 4x4 metros de lado y se acompaña con la música estridente de los zurná, instrumento de viento cuyo sonido recuerda al de las gaitas y el tambor armenio dëhól. Lo característico es que los luchadores deben bailar un minuto antes de trabarse en lucha, lo que es aprovechado por cada contrincante para estudiar a través de los movimientos alguna debilidad del otro.
.El joven diplomático soviético de origen armenio, Ashót Melík- Shahnazarián tuvo la idea de organizar juegos verdaderamente universales para todos los armenios en el mundo cuando por su actividad diplomática se encontraba en Brazzaville, capital de la República Popular del Congo en 1965, que se aprestaba a participar en los primeros Juegos Pan-Africanos. Pero la idea de tener Juegos Pan-armenios en tiempos soviéticos era difícil y su autor se vio obligado a esperar hasta 1991, cuando como consecuencia de la disolución de la antigua URSS, Armenia se convirtió en un estado independiente.Los Primeros Juegos Pan-Armenios se llevaron a cabo del 28 agosto hasta 5 septiembre de 1999. Las delegaciones de 62 ciudades y 23 países participaron en los Juegos. El programa de los Juegos consistió en 7 deportes, fútbol, básquet, voleibol, atletismo, tenis, tenis de mesa, ajedrez.
La antorcha de los Juegos fue encendida simbólicamente en el templo pagano de Garni. Durante la ceremonia de inauguración le correspondió al legendario campeón olímpico Albert Azarián, prender con esa antorcha la llama olímpica de los Juegos en el estadio.
El comienzo de la conmemoración del Año Nuevo Armenio Navasárt en la Argentina comenzó en el año 2007, en ocasión de cumplirse el 4500º Aniversario de la Era Armenia. Se realizó el día viernes 10 de agosto frente a la Catedral Armenia San Gregorio El Iluminador donde hacia la calle, se había montado un gran escenario. La celebración fue organizada por el Conjunto de Danzas Folklóricas Armenias “Masís” con el auspicio del Arzobispado de la Iglesia Apostólica Armenia y el Centro Armenio de la República Argentina.
El acto comenzó con el simbólico sonar del cuerno-trompeta a cargo del Arzobispo Kissag Mouradián y culminó con fuegos artificiales. Se procedió a la Bendición de las Uvas y el Trigo, el martilleo sobre el yunque recordando al encadenado príncipe Artavázt y una exhibición de arquería recordando la legendaria batalla que dio origen al calendario armenio. Se presentaron los distintos conjuntos de danzas de la colectividad trayendo el colorido típico del folklore popular armenio. Finalmente hicieron su ingreso artistas caracterizando al mitológico antepasado de los armenios Haik y sus huestes, que fueron recibidos con una gran ovación.Al numeroso publico presente se le repartió pines con el símbolo de la eternidad y al término del evento pudieron llevar a sus casas, racimos de uvas bendecidas.
Esta conmemoración tuvo una gran cobertura periodística lo que ayudó a la comprensión del tema por amplios sectores de la comunidad. Se hicieron eco también, prestigiosos medios periodísticos nacionales.
por Sergio Kniasian